Un espresso al paso

Una pequeña barra que da a la calle, un banco donde sentarse por un momento y el mostrador. En ese reducido espacio, la imagen se repite: la gente interrumpe su andar un instante, ingresa, apura un espresso y continúa el camino. Esa dinámica que se da en Caffe Marini, lo emparenta con lo que sucede en las cafeterías romanas donde el café es más bien una pausa de algunos minutos antes de entrar a la oficina.

Aunque el paso por el Microcentro siempre es apurado, si caminaste por la calle San Martín a una cuadra de Avenida Corrientes, seguro que conocés este café de especialidad porque en una de sus paredes tiene un mural brillante con cerezas y flores de los cafetales que es como un imán para las miradas. Después, quienes entran y hacen su pedido terminan definitivamente atrapados por los cafés que ofrecen de diversos orígenes: Guatemala en los espressos, Brasil para los latte, Honduras y Etiopía para los filtrados.

La estrella de la casa es una versión fría realizada durante varias horas con granos etíopes: el Dutch. Tiene un sabor particular, dulce, parece un trago preparado con diversos ingredientes, pero es solo café con hielo y, obviamente, hay una versión en botella para que te acompañe al trabajo o a casa.