Del productor al consumidor, el circuito del café en un sólo lugar

La secuencia monótona de locales de ropa, un paisaje habitual en torno a la avenida Cabildo, se interrumpe con esta pequeña cafetería que desafía los lugares comunes. Un sitio sencillo, más bien al paso, que logra despegarse del trajín incesante del tráfico acostumbrado a las vidrieras colmadas de indumentaria. Sin maniquíes franqueando la entrada, el clima interno se observa desde la vereda e invita a entrar.

Catoti es el otro extremo de un puente que une Armenia, ciudad del eje cafetero colombiano, con Buenos Aires. Es que aquí se arma toda la carta de bebidas con granos que provienen de la finca San Bernardo, propiedad familiar de Carolina y Hugo, una pareja de diseñadores industriales que se instalaron aquí hace diez años. Dedicados a su profesión académica, la cafetería fue una apuesta adicional que funcionó y hoy se complementan en este espacio.

Así como importan sus propios granos y esperan instalar una tostadora para completar el circuito que va desde la siembra hasta la taza, el centro de atención está puesto en el producto: allí la estrella es el café y todo lo demás es un complemento. El objetivo es promover una pausa y disfrutar de un verdadero coffee break.