Si Buenos Aires es la París de Sudamérica, aquí está su cafecito con espíritu francés

No es casualidad ni un enganche publicitario que el nombre de este lugar sea francés: La Noire es el sueño cumplido de dos amigas que crecieron allá y ahora quisieron traer a la ciudad un poco del encanto de los típicos cafetines parisinos. En sus paredes hay algunas alusiones dispersas: un cuadro con el Moulin Rouge de fondo, un viejo afiche que anuncia algún espectáculo musical de renombre, unas latas con imágenes de esas que mantienen inalterable el recuerdo de un tiempo pasado idílico. Una iconografía que nos conecta con la cultura francesa y su arte.

Esa imagen de la París más bohemia le sienta con justeza a esta cafetería situada casi en el vértice que une los barrios de Chacarita, Villa Crespo y Palermo. La tranquilidad de la calle Bonpland acompaña y realza el aire distendido que la caracteriza. Una atmósfera interna relajada, con música a tono: aunque la playlist es abarcativa, no faltan Edith Piaf y Carla Bruni, entre otros artistas franceses. El espacio interno es clave: no hay una mesa al lado de la otra como la típica diagramación de las cafeterías sino una distribución más espaciada con sillones, ideal para la charla, la lectura o el trabajo individual.

Aquí se dedican casi con exclusividad al café pero hay opciones saladas para el mediodía o la tarde-noche. Por supuesto tienen las famosas croissant y los cada vez más conocidos pain au chocolat, aunque el menú sorprende con nombres menos identificables: chausson aux pommes y gâteau fait maison, todas especialidades dulces caseras. La galletita de nuez pasa desapercibida por su sencillez pero es muy recomendable. Y tienen café tostado por Lab: un blend de dos variedades colombianas.