Plácido es el nombre que las dueñas de este pequeño café de Recoleta eligieron para su local. Cuentan que se lo pusieron por Plácido Donato -escritor, poeta, periodista, guionista y dramaturgo-, aunque bien podría haber sido por su significado: grato y apacible, como dice el diccionario, son dos adjetivos que le sientan bien.
Así es esta esquina ubicada en Uriburu y Juncal: del lado de afuera las bicis en la ciclovía, los autos en la calle y la gente que no para de pasar de un lado al otro; adentro, los afortunados que tenemos esos 20 minutos para un rico café y alguna cosita dulce de la tentadora carta de pastelería (¡les vas a querer sacar fotos!).
Si estás por la zona vale visitarlo para darse un gustito con un espresso preparado con granos de Huambo, Perú, un café con “cuerpo y algo chocolatoso”, como lo describe Celeste, una de sus dueñas.
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Plácido fue una de las paradas obligadas en la ruta del café que integra @elpasaportedelcafe. El café es bueno y respeta la preparación adecuada de un café de origen. La pâtisserie y los panes de masa madre son un hit. El ambiente es agradable pero no me cautivó lo suficiente. La atención es adecuada (no nos gustó que nos obligaran a pagar en efectivo por un descuento que teníamos, eso restó un punto).