El té con leche se renueva y vuelve a escena: se trata del matcha latte, una combinación que ya existe en distintos países y que ahora se puede pedir en algunas cafeterías de Buenos Aires. Estilo Barista es una de las que lo prepara y Martina, al frente de la barra, contó a La Cafeteguía cómo les surgió la idea de hacerlo.

“Nosotros nos formamos como baristas en Australia y allá se toma muchísimo, lo mismo en Estados Unidos. Se nos ocurrió traerlo acá porque la idea es tener cosas innovadoras. Nuestro importador de té nos provee el matcha y a partir de eso lo incorporamos a la carta”, cuenta.

La preparación es sencilla aunque requiere su técnica: inicialmente se mezcla una cucharadita de matcha en polvo con apenas algo de agua, lo suficiente para diluirlo pero que al mismo tiempo resulte una pasta con la consistencia de un espresso. Con esa base se trabaja como si fuera un shot de café: se vaporiza la leche, se le agrega y, para darle el toque visual clave, se lattea, como dice Martina. Con esto se refiere a que también se le hace arte latte para llamar la atención en cualquier foto.

“Muchos veían la imagen de la taza y les llamaba la atención el color verde”, cuenta Martina. “Pensaban que le habíamos agregado colorante al café. Cuando le contábamos que era matcha se asombraban y venían a probarlo. La verdad es que tenemos muy buena repercusión”, dice.

El matcha es una infusión japonesa tradicional, muy difundida en ese país. Son hojas de té seleccionadas cuidadosamente, procesadas y molidas hasta lograr un polvo fino, parecido al talco. También se usa como insumo para otras preparaciones, ya que es parte de la dieta habitual de Japón.

-¿Al prepararlo en combinación con leche buscaron compensarle el amargor que tiene el matcha?

-Sí, con leche queda más cremoso y más dulce. También lo hacemos con leche de almendras, y yo particularmente lo probé con leche de coco. Es amargo pero la leche lo levanta y queda más rico.

Una opción distinta en el circuito de las cafeterías de especialidad. ¿Te animás a matchear?